Frecuentemente, puede ser necesario que los clientes participen en un servicio para que puedan recibir prestaciones. Por ejemplo, para seguir recibiendo ayuda económica, puede ser necesario que un cliente participe en sesiones de orientación profesional durante dos horas una vez a la semana, y que de no hacerlo tengan sanciones sobre sus prestaciones. Un asistente social puede indicar la frecuencia y la duración, en horas, de la participación necesaria del cliente en el servicio.